miércoles, 2 de noviembre de 2016

De la investiblanda al Consejo de Ministros

Un 20 de diciembre de 2015, el candidato del PP, Mariano Rajoy, supo que su partido era la fuerza más votada en aquellas elecciones. Daban igual los casos de corrupción destapados hasta entonces, daba igual que hubiesen obtenido 123 diputados (la cifra más baja en la historia del partido) y daba igual que desde muchos medios se hubiese vendido la idea de cambio. Todo daba igual porque parecía que las dos fuerzas emergentes (Podemos y Ciudadanos) no habían conseguido su objetivo, que era aspirar a gobernar.

Ciudadanos fue inflado en muchas encuestas, incluso visto por algunos medios como segunda fuerza de gobierno. Parecía que esos números sumarían como para dar una mayoría absoluta entre C´s y PP. Algunas encuestas llegaron a dar al partido de Rivera 82 escaños (acabaron con 40 por entonces).

Por otro lado, Podemos, en la última recta de campaña del 20D, era visto como una fuerza que parecía desinflada pero que remontaba. “Podemos nació para gobernar” en palabras de Iglesias, y todo indicaba que no ganaría las elecciones, e incluso, que rompería con las expectativas generadas antes de la campaña. Kiko Llaneras, el prestigioso analista de datos y encuestas que ahora está en El País, decía que Podemos podría llegar hasta los 63 diputados (incluyendo confluencias). El resultado fue diferente porque el partido morado obtuvo 69 diputados. Nadie acertó para bien o para mal. Cierto es que en esas elecciones concurrían nuevos actores y no había recuerdo de voto respecto a los nuevos partidos. Izquierda Unida obtuvo únicamente dos diputados, ambos por Madrid.

Nadie acertó tampoco con el papel que protagonizaría el PSOE, porque obtuvo el peor resultado de su historia con 91 diputados, y porque nadie imaginaba que como segunda fuerza aspirase a gobernar el país. El PSOE intentó un pacto a tres con las denominadas “fuerzas del cambio” para desalojar a Rajoy de La Moncloa. Intentó que Ciudadanos y Podemos se entendiesen, pero en los términos económicos estaban en desacuerdo. El PP no quiso unirse al pacto porque veía que su condición de primera fuerza se vería relegada por un Presidente socialista, y Podemos no quería oír hablar de Ciudadanos porque creían traicionar su modelo político contrario al de los Ciudadanos de Albert Rivera. Sánchez fue apoyado por Ciudadanos en una investidura que resultó fallida y fuimos a segundas elecciones.

En la campaña del 26J, Podemos se situó como un sujeto político más completo cerrando el círculo de las confluencias dando lugar a Unidos Podemos. Ciudadanos temía perder representación en pos de un Partido Popular que probablemente recuperaría votantes fieles que le pusieron los cuernos las pasadas elecciones con el partido naranja. Y el PSOE tenía un temor terrible sobre la posibilidad de que Unidos Podemos le superase en votos y en escaños, algo que ciertamente todas las encuestas pronosticaban.

Tras estas segundas elecciones, las posiciones estaban muy claras puesto que la correlación de fuerzas era similar a la que había el 21 de diciembre, pero con la salvedad de que las fuerzas políticas de izquierda habían perdido apoyos. El PP subió en escaños, llegando hasta 137, Ciudadanos se desinflo rozando la treintena, y el PSOE pudo frenar el tan famoso Sorpasso: obtuvo 84 representantes por los 71 de Unidos Podemos, quien había perdido un millón de votos durante el camino de la construcción de la coalición con Izquierda Unida. Todos los analistas –o casi todos – caían en un catastrófico análisis de la realidad en la que veían muy de cerca las terceras elecciones.

Rajoy firmó esta vez un pacto con Ciudadanos –el partido de centro que pacta tanto con PSOE como con PP – y se presentó, esta vez sí, a la investidura que se convertía en una futura investiblanda. Rajoy fracasó, y tuvo en contra los votos de PSOE, Unidos Podemos, fuerzas nacionalistas... llegaron a los 170 síes y 180 noes. El calendario comenzaba a tacharse y si el 31 de noviembre no había Gobierno, habría terceras elecciones.

Las posiciones parecían invariables. Sánchez proponía un gobierno alternativo pero sin ronda de consultas, Podemos seguía tendiendo la mano pero sin que Ciudadanos formase parte del saludo, y Ciudadanos le decía al PSOE que se arrimase al PP y a ellos y que se dejase de experimentos. Sánchez no quería darle el apoyo a Rajoy aunque alguna vez dudase de si la abstención era la mejor salida. El Secretario General del PSOE se negaba a prestar apoyos al proyecto denominado por algunos como constitucionalista, y a la vez no proponía nada nuevo. O eso parecía.

En los últimos días de octubre planeaba sobre los medios la idea de que Sánchez tenía un plan B preparado, que no era más que la continuación de su plan A: ser Presidente. Pero esta vez, contando con los independentistas, siempre y cuando ellos renegaran de la celebración de un Referéndum. Sería un gobierno débil, de corto alcance y de muchísima dificultad, pero estaba en mente de la mayoría de fuerzas contrarias a Rajoy (excepto Ciudadanos). Sánchez nunca ha dicho tajantemente que tuviera un gobierno atado y bien atado pero sí que ha dejado entrever que la posibilidad iba en serio. Tan en serio como que dentro de sus propias filas se pusieron nerviosos ante la posibilidad de gobernar gracias a los independentistas. Esto iba en contra de las resoluciones últimas del Comité Federal.

Y es que, ironías del destino, fue en un Comité Federal, comandado por Susana Díaz, en donde el fin de Pedro Sánchez como Secretario General del PSOE se hizo realidad. La misma persona que le dio el aval político necesario – y los números de la Federación Andaluza –, la misma que le dio la confianza oportuna, la misma que en algunas ocasiones le había aupado en público, la misma que le veía como “el hombre del cambio”, fue la que lideró la Revuelta Federal del 1 de Octubre como crónica de una investiblanda anunciada. Los motivos del declive de Sánchez dan para otra entrada como mínimo, pero lo que es evidente es que desde una parte de las élites del PSOE, frenaron a Sánchez cuando vieron que se le había ido de las manos eso de estar callados sin actuar, descalabro electoral tras descalabro.

En resumidas cuentas, Sánchez dimitió un 1 de Octubre de 2016. Es entonces, cuando Rajoy, tras recordar las dos agridulces victorias pasadas, se olvidó de lo agrio y comenzó a degustar el caramelo de un futuro en La Moncloa. Visualizaba una abstención sin condiciones, y por tanto el gobierno con menos noes de la historia en una investidura, visualizaba por lo menos, dos años más en el Gobierno, visualizaba ese fetiche que son las tijeras como orden de su amiga Merkel, visualizaba nuevos paseos y caminatas teniendo la mente despejada sin tener que pensar en su renuncia, visualizaba que su hacer político, el marianismo, había tenido frutos porque el PSOE le dejaría gobernar, porque Ciudadanos le apoyaría afirmativamente, y porque la izquierda radical chavietarrabertzale, a pesar de reunir muchos votos, estaba muy fragmentada como para ser una oposición creíble a corto plazo.

Visualizaba eso sí, como cada viernes, un Consejo de Ministros en donde él manejase los tiempos de la legislatura con ayuda de unas políticas más negociadoras que las realizadas hasta la fecha. Marianín visualizaba sentado en su casa, mientras fumaba un puro, cómo tendría que guardar el rodillo en su estante y cómo tendría que sacar el molde para que el pastel saliese bien. Visualizaba por tanto, la idea de un Consejo de Ministros a la altura de todas sus visualizaciones, pero ¿quiénes serían los ministros?

*NOTA: todo lo contado hasta aquí no tiene que ver exactamente con el contenido de la entrada, es decir, con los posibles Ministros. No obstante, me veo en la obligación de hacer aunque sea un resumen exprés de una de las etapas más importantes de España en las últimas décadas.

Lo dicho, Rajoy visualizaba un posible Consejo de Ministros que va a variar respecto a 2011. En ese año, Mariano llega al gobierno con una clara postura de sanear la economía, y por tanto, una visión más técnica de la política (siendo muy generosos con lo hecho por Rajoy durante los primeros años de legislatura). Ahora llega más desahogado porque la economía, en términos macroeconómicos, crece. Si antes llegaba con la lengua fuera, ahora al menos, llega como mucho sudando de lo lindo, porque no olvidemos que España tiene que recortar tarde o temprano 5.500 millones de euros de algún lado. Bonita tarea que le espera al futuro ministro de Economía.

Elaboración propia

En el actual consejo de Ministros, compuesto por 10 Ministros sin contar con el Presidente, hay algunos que asumen varias funciones. Es el caso de Rafael Catalá (Justicia y Fomento), de Fátima Báñez (Empleo y Sanidad) y de Luis De Guindos (Economía e Industria). ¿Repetirán estos tres ministros? Vayamos por partes.

Rafael Catalá ha cogido el testigo del progre del PP (en palabras de Esperanza Aguirre), Alberto Ruiz Gallardón. No se ha desenvuelto mal y debido a su experiencia laboral no desentona en Fomento. Fátima Báñez es una Ministra que no crea polémica y que se ha beneficiado de los datos crecientes de empleo en la segunda mitad de la legislatura. Parece que también se va a quedar pero ¿en Empleo o en Sanidad? Si se queda en Empleo, tendrá que lidiar con la posible reforma de su propia reforma laboral, y sería un poco contradictorio. No obstante no descarten que siga en el puesto porque en Sanidad hay otro candidato interesante. Finalmente, el pluriministro De Guindos, el que se lleva estupendamente con los peces gordos de Europa, es el principal candidato a seguir ocupando la cartera de economía, pero ¿siendo Ministro o Vicepresidente económico? Él afirmó hace meses que no quería seguir siendo ministro, en un claro guiño a ser ascendido por el jefe Mariano o por volver a la empresa privada.

Por otro lado están los ministros que, o están rentabilizados políticamente, o su desgaste durante la última legislatura les hace ser candidatos a la expulsión de La Moncloa. Los rentabilizados son el Ministro de Defensa, Pedro Morenés; el de Educación, Méndez de Vigo; y quizá Isabel García Tejerina, que tras sustituir a Cañete igual se da por amortizada. Por otro lado los achicharrados serían Fernández Díaz (Interior) por el escándalo de las escuchas, Margallo (Exteriores) y Montoro (Hacienda).

Pedro Morenés se irá casi seguro, Méndez de Vigo igual cambia de cartera y Tejerina igual es sustituida por el actual Vicepresidente del Senado, Pedro Sanz. Por otro lado, Fernández Díaz no creo que aguantase el constante recuerdo del episodio de las escuchas y puede ser sustituido por nombres que veremos más adelante. Margallo cumple con un perfil de experiencia que seguramente guste a Mariano Rajoy, aunque quizá sea sustituido por alguien más joven... y nos queda el majete de Montoro. El aguafiestas de los evasores fiscales, bueno, de algunos. Dicen las malas lenguas que se lleva fatal con De Guindos, y que si uno de los dos continua, el otro se va. Veremos.

A parte del cambio de nombres que baraja el Presidente, también hay una idea que quizá se materialice, sobre cambios en la estructura de algunos ministerios.

El Ministerio de Educación Cultura y Deporte, podría desdoblarse en Cultura por un lado y Deporte por otro. El Ministerio de Energía e Industria podría desdoblarse en dos: Industria por un lado, y Energía y Cambio Climático por otro, éste último creación de nuevo cuño. Otra idea es crear un Ministerio de Turismo autónomo, aunque igual son demasiados cambios.
Al margen de los Ministerios, para poder equilibrar a dos pesos pesados como Soraya Sáenz de Santamaría y De Guindos, quizá se vaya a crear una Vicepresidencia económica a nombre de Luis de Guindos, aunque según algunos medios Rajoy de entrada no lo ve necesario.

La última idea, y ésta con más posibilidades de materializarse, es crear un Ministerio de Administraciones Públicas desligado del de Hacienda con la finalidad de poder negociar mejor la financiación autonómica.

En todo este análisis no hay que olvidar los ministerios vacantes: Sanidad, Fomento e Industria. Sanidad porque tras la dimisión de Ana Mato, el puesto fue a parar a Alfonso Alonso, que a su vez se presentó como cabeza de lista en las elecciones a Lehendakari, y que a su vez cayó en manos de Fátima Báñez, que ya se encargaba de Empleo. Fomento queda libre porque sus funciones son asumidas por Catalá tras el nombramiento de Ana Pastor como Presidenta del Congreso. Y finalmente Industria ha quedado libre por la dimisión del Ministro Soria (ministerio que ha quedado en manos de Luis de Guindos). Cuando hablo de Ministerios vacantes, no hablo de que estén libres como tal, sino que pueden ser ocupados por alguno de los que los ostentan ahora, o por otros, pero no creo que haya figuras de pluriministros en el nuevo Consejo de Ministros.
   
A parte de los nombres que se manejan dentro del actual Consejo de Ministros, hay otros que suenan fuerte para llegar a optar a diferentes carteras. Y aquí empieza el juego de verdad.

Elaboración propia

Por un lado tenemos a Dolores de Cospedal. Vista por la oposición como algo ajeno a la regeneración, pero que cuenta con la total confianza de Rajoy. Todos los medios dicen que ocupará alguna cartera, y de no hacerlo sería una auténtica sorpresa. El problema es que hay dos corrientes, una que es afín a Cospedal y otra que lo es hacia Sáenz de Santamaría. Rajoy tiene que buscar ese equilibrio. Por otro lado, están los Javier Maroto, Jorge Moragas, Pablo Casado, los hermanos Nadal o José María Lassalle.

Fuera de este grupo de más o menos conocidos, estarían la Secretaria de Estado de Justicia, Carmen Sánchez-Cortés, el Secretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez o el Director de la Guardia Civil, Arsenio Fernández de Mesa.

En el último grupo de los posibles candidatos a Ministro están Rafael Hernando y Andrea Levy, ambos con escasas posibilidades.

Cospedal opta a la cartera de Interior porque es una de las más importantes y porque sería una manera de premiar (por parte de Rajoy) la fidelidad al Partido. Quizá otro de los destinos pudiera ser Fomento o incluso Administraciones Públicas (de nuevo cuño).

Javier Maroto podría ser Ministro de Sanidad, lo que dejaría a Fátima Báñez en Empleo o fuera del Consejo.

Moragas sería sin duda Ministro de Asuntos Exteriores si es que Rajoy busca regenerar esa cartera.

Los hermanos Nadal tienen escasas posibilidades de ser ambos Ministros. El que lo tiene mejor es Alberto Nadal, Secretario de Estado de Energía y bien situado dentro del Partido, que podría ocupar la cartera de Energía y Cambio Climático. Sin embargo, su hermano Álvaro aspiraría a una cartera como la de Economía que parece no ser dejada en manos de alguien que viene de nuevas, aunque él tenga aptitudes de sobra. Si la economía empieza a recuperarse, Rajoy no apostará, creo yo, por algo nuevo. Álvaro Nadal podría acabar como Ministro de Empleo.

Pablo Casado podría optar a la portavocía de la Presidencia, labor que tiene actualmente la Vicepresidenta Soraya. Rajoy apuesta siempre por la experiencia y aunque Pablo Casado se haya fogueado en muchos platós y medios, quizá es pronto para él. De ser incluido dentro del Consejo sería una gran sorpresa.

Por último, José María Lassalle, Secretario de Estado de Cultura, iría destinado a Cultura, (desligado previsiblemente de Educación).

En el bloque de los menos conocidos, Carmen Sánchez-Cortés aspiraría a Justicia, Francisco Martínez a Interior (si Cospedal obtiene otra cartera) o incluso Defensa. Como Ministro de Defensa, Arsenio Fernández de Mesa, sería uno de los candidatos, pero estuvo salpicado por los incidentes de Ceuta en 2014, y teniendo en cuenta que se trata de un gobierno en minoría, sería una torpeza incluirlo como Ministro, aunque entra dentro de las quinielas.
Finalmente, Rafael Hernando, aunque es una verdadera incógnita, podría acabar en Industria, y Andrea Levy en Fomento. Andrea Levy es quien menos opciones tiene.

Todo son conjeturas que en unas horas veremos resueltas. Hay muchas combinaciones pero con esta pieza pretendo esclarecer un poco el posible escenario. Eso sí, una cosa hay que tener clara: Rajoy ya dio sorpresas en la formación de su ejecutivo la legislatura pasada, y ésta no tendría por qué ser menos. Aquí mi apuesta:

INTERIOR: Dolores de Cospedal.
SANIDAD: Javier Maroto.
EXTERIORES: Javier Moragas.
ENERGÍA Y CAMBIO CLIMATICO: Alberto Nadal.
INDUSTRIA: Rafael Hernando.
EDUCACIÓN: Íñigo Méndez de Vigo.
CULTURA: José María Lassalle.
DEFENSA: Francisco Martínez.
JUSTICIA: Carmen Sánchez-Cortés.
HACIENDA: Montoro.
ECONOMÍA: De Guindos.
ADMINISTRACIONES PÚBLICAS: Fátima Báñez.
EMPLEO: Álvaro Nadal.
AGRICULTURA: Pedro Sanz.
FOMENTO: Catalá.

lunes, 10 de octubre de 2016

El bipartidismo se protege en horas bajas. PowerPoint, contigo empezó todo.

Hoy el diario El Mundo sacaba en exclusiva una información incendiaria: Desde el PP se buscaba burlar los controles del Tribunal de Cuentas, desviando las ayudas de campaña a cuentas extraordinarias. De este modo no pasaría por la cuenta oficial de campaña. Según esta información se pretendía superar el límite legal de gastos en campaña sin ser descubiertos por el tribunal. Todo esto a través de una presentación de PowerPoint que detalla en varios pasos la metodología a seguir.

Durante todo el artículo se ilustraban una serie de diapositivas que apoyaban las tesis del diario. No obstante, no hay que olvidar la fecha en la que se creó el archivo. Han podido acceder a los metadatos del archivo, descubriendo que la presentación fue creada el 13 de enero de 1999. No sé si el creador era muy fan de Mickey Mouse – ya que debutó precisamente un 13 de enero de 1930 – o un amante de la música de The Beatles – puesto que ese mismo día pero en 1969 el grupo de Liverpool sacaría su famoso Disco The Yellow Submarine – lo desconozco.

Lo que sí sé es que en 2007 se actualizó la Ley de Financiación de Partidos Políticos en España, y una de las principales reformas que establecía era prohibir las donaciones anónimas, algo que sí estaba presente y no constitutivo de delito antes de 2007. No hay ninguna frase sobre todo esto en todo el artículo que saca hoy en exclusiva El Mundo. De aquí podríamos llegar a concluir que lo que se dice en el PowerPoint no es tan grave porque en aquella época estaba permitido. 

A mí no me extrañaría que el PP hubiese realizado ese tipo de prácticas, sobre todo, teniendo en cuenta la gran cantidad de casos que se han descubierto en torno al partido de la gaviota. Sin embargo, igual esa presentación de PowerPoint esta cogida con pinzas... ¿O igual no? A veces los hechos se vuelven verdad porque los protagonistas de éstos los hacen realidad aunque pudieran ser falsos en un principio.

Hay varios actores que rodean el artículo de El Mundo: Los propios medios que se han hecho eco de la noticia y los que no, y los partidos políticos.

Están los actores de reparto El País, El Confidencial y ABC. En la portada web del diario de Prisa no hay ni rastro de la información de la que presumía en exclusiva El Mundo, y en El Confidencial tampoco encontramos a las 21:00 horas del 10 de Octubre nada en su portada relacionado con lo anterior. En la web del diario ABC sí que hay una mención relacionada con el caso. Titula con las palabras de Pablo Casado “Al PP no le consta el ‘powerpoint’ sobre fraude ilegal” dadas a conocer en una comparecencia que ha dado hoy en rueda de prensa. El Vicesecretario de Comunicación ha dicho que la información es no oficial y que cuando se realizó el documento él estaba en C.O.U. Desde luego Casado sabe lavarse las manos. Lo curioso es que El País recoge en su web esta comparecencia pero no dice nada sobre el asunto del ‘powerpoint’.

Por otro lado, están los actores protagonistas que siguen al actor estrella. Ya sabemos que la estrella es quien saca el artículo en exclusiva, pero hay otros actores que les siguen la estela – citando siempre al periódico de Unidad Editorial – como en el caso de eldiario.es, Público, La Vanguardia o El Periódico.

El diario de Ignacio Escolar se hace eco de la noticia que ha marcado hoy la agenda de la actualidad, utilizando como titular precisamente las palabras de Pablo Casado cuando rehuía de su responsabilidad “Yo en el 99 estaba en COU, creo”. Público tiene en la portada web una información similar a la de El Mundo pero citándoles. Algo similar hacen La Vanguardia y El Periódico.

Cerca de los actores principales están los extras que a veces por obra de magia se convierten en alguien importante. Uno de ellos es Pablo Casado, que pretende pasar de puntillas y sacudirse la responsabilidad aunque él mismo dice que es un documento no oficial. Otro extra de lujo es María Dolores de Cospedal, la secretaria general, que ha dicho que “no estaba en esa época”. Ella cree “que es una barbaridad” pero también echa balones fuera con el comentario temporal sobre su actividad por entonces en el Partido. Finalmente, el último actor extra que cubre esta historia es el PSOE. Este actor merece un papel aparte.

El partido está en horas bajas y lo demuestra en su actitud actual. Siempre ha intentado azotar al PP con la corrupción pero ahora, teniendo entre manos una abstención, son rehenes de su futura decisión. Saben que si se abstienen no pueden airear mucho los casos de corrupción del PP.

Es por eso que el portavoz de la Gestora socialista, Mario Jiménez, al ser preguntado por el caso del PowerPoint ha dicho que “no tiene nada más que añadir, la noticia se explica sola”. Demasiado light y suave estuvo el portavoz. Según El Mundo, el portavoz fue preguntado de nuevo en rueda de prensa y simplemente añadió “De ser cierta la información se pondría de manifiesto que la corrupción en el PP no ha sido cuestión de unos cuantos”.

El PSOE baja el tono contra el PP pero lo sube contra Podemos. ¿Es casual la relajación del tono teniendo en cuenta que hay una abstención de por medio? Además, Oscar López, leal a Pedro Sánchez, ha sido sustituido por Vicente Álvarez Areces como portavoz del Senado. El nuevo portavoz fue Presidente del Principado de Asturias durante once años y ha estado salpicado por un antiguo caso de corrupción denominado ‘el caso Marea’. ¿Es casual que haya sospechas de corrupción en el PSOE y que a la vez se rebaje el tono contra el corrupto PP?

No sé si será rigurosamente cierta la información publicada hoy por El Mundo, pero los relacionados o afectados con el asunto se lo han tomado más en serio de lo que parecía en un principio. Por un lado algunos dirigentes del PP se desligan de la época en la que se creó el documento y por otro El PSOE no denuncia el caso enérgicamente porque no puede hacer eso y a la vez favorecer un gobierno de Rajoy. Contradicciones en tiempos de cambio ¿o de volver a lo mismo sin que nada cambie?


Balance de entropía

El mundo que nos rodea está lleno de ruido. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos completamente acompañados de ruido. Algunas veces es agradable y otras insoportable. En muchas ocasiones no sabemos distinguir entre el placer del silencio o el del propio ruido.

Una canción preciosa que suena en nuestros auriculares de camino al trabajo o a la universidad, puede convertirse en un infierno si la escuchamos demasiado alto o si uno de nuestros auriculares se estropea y el sonido se queda huérfano a derecha o izquierda. Del mismo modo, si estamos asistiendo a un discurso – por ejemplo, de Rajoy o su gobierno hablando de regeneración democrática – quizá apreciemos el silencio en aquel momento como el tesshhoro más preciado.

No nos ponemos de acuerdo respecto a lo que está ordenado y lo que no. Respecto a lo que merece un lugar propio y lo que no. Respecto a lo que merece nuestro respeto y lo que no. Respecto a lo que percibimos como riguroso y lo que no.

Vivimos en un continuo orden que se viste de carnaval para olvidarse del desorden del que nació. Hoy tenemos más medios de comunicación que nunca para poder informarnos, podemos acceder a fuentes de información que hace años eran inimaginables, podemos comunicarnos con otros países a golpe de ratón y podemos saber más que nunca sobre nuestro pasado. Pero, tenemos un grandísimo problema: no nos suele gustar por regla general la historia del pasado. Imaginamos un futuro que se desembaraza del presente actual y pretendemos echar raíces en el desorden, olvidando el terreno que nos ha hecho crecer como árbol.

En el panorama político actual contemplamos como hay diversos bloques que tienden a volver al pasado. El magnate Trump con el muro que tiene en mente respecto a México, Marine Le Pen y su Frente Nacional – En ambos comprobamos ese lenguaje fronterizo y de batalla, de confrontación respecto a otro bloque enemigo: el extranjero que por el mero hecho de serlo puede mermar, según ellos, las capacidades que algún día hicieron grande a sus países – , también está Nikos Michaloliakos, líder que estuvo en la cárcel del Partido Amanecer Dorado griego, que afirma que los crematorios y las cámaras de gas no existieron. No hay que olvidar que en un país como Alemania, está la líder de (AfD) Alternativa por Alemania, Frauke Petry, que dice con total tranquilidad que el islam es una amenaza para las raíces judeocristianas que forman la tradición alemana, o que para convivir las reglas están claras si esas reglas son las suyas. Otro de los casos representativos de vuelta al pasado está en Dinamarca, en dónde está prohibido, si eres danés, casarte con un emigrante menor de 24 años que haya venido al país. Ésto fue idea del Partido Popular Danés (PPD) que quedó segundo en las generales del año pasado. De existir Birgitte Nyborg, se escandalizaría más que algunos políticos reales.

Probablemente haya muchos más ejemplos, pero todos éstos tienen en común la vuelta al pasado sin examinarlo correctamente, sin aprender de él. Miran al futuro de un modo simplista y marcado por el miedo. Creen que el desorden actual puede arreglarse con un orden represivo que huye del multiculturalismo – algo, por otra parte, tremendamente típico en la sociedad actual de la globalización – y de la diversidad.

Todos estamos más o menos de acuerdo, en que no es posible actualmente un mundo sin ningún tipo de frontera, o que no es posible acoger a todos los refugiados o inmigrantes sin un cierto control puesto que el Estado puede acabar desbordado. Pero ¿No se creó la UE para favorecer la integración europea? A parte de generar un mercado común con muchas ventajas en lo económico, claro. ¿Era real ese propósito, o era un adorno colgado de la nueva moneda? Si hay una política común y real de inmigración en Europa, si no estamos dispuestos a vender cuotas de refugiados a ciertos países como Turquía – que ni dentro de su propio país tiene estabilidad – podríamos construir un futuro en el que los árboles que crezcan no se tuerzan nada más nacer. No son palabras vacías, son ideas que están deseosas de ser rellenas de contenido.

En definitiva, el ruido y el desorden nos gobiernan, y a veces podemos ver destellos de razón dentro de un mundo lleno de cambios continuos que no tienen tiempo para asentarse. Es por eso que quiero aportar mi granito de arena, copo de nieve, gota de agua o rayo de sol. Quiero hacer balance de la medida del desorden actual. Mis miras no van más allá de colaborar para que se vaya creando una duna, una capa de nieve de considerable grosor, un charco grande que algún día pueda ser lago o un verano prolongadamente ilustrado de luz.

Quiero hacer balance de la incertidumbre que nos rodea, analizar y opinar sobre cuestiones nacionales o internacionales. Quiero que mi voz sea leída. Quiero escupir mis pensamientos y aprender cada día más. Quiero hacer balance de entropía.